El mercado negro de las cuentas de Instagram

Selfis ante el espejo. Fotos con gatitos y perretes. Platos de comida en el restaurante de moda. Las zapas que todo el mundo lleva. Incluso la misma captura todos los días. Hay Instagram para todos. Para todo tipo de usuarios y para todo tipo de contenidos. Y además de red social de expresión fotográfica, también es una oportunidad de negocio. Tal vez tú, que lees ahora este artículo, eres uno de esos influencers que han sabido conseguir un buen número de followers y que trabajan con marcas que les pagan por promocionar sus productos. Esto no es nuevo para nadie, pero quizá no sepas que hay otra forma de capitalizar Instagram: comprar y vender cuentas, algo prohibido expresamente por la compañía. Por eso ha nacido un mercado negro. Exacto, existe un mercado negro de cuentas de Instagram.

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Tal vez es mucha información de una sola vez, así que empecemos por el principio. "No intentes comprar, vender o transferir ninguna parte de tu cuenta (incluido el nombre de usuario)"; esto es lo que todos firmamos cuando aceptamos las condiciones de Instagram, y lo que no está impidiendo que precisamente comprar y vender cuentas se haya convertido en un fenómeno. Para esto es clave entender la importancia que tienen dos elementos. Por un lado, el número de followers de un perfil. Por otro, la capacidad de engagement, el porcentaje de esos followers que dan like, comparten y comentan esos contenidos de forma habitual. Al igual que esto es relevante para las marcas, lo es en el mercado negro de Instagram.


Quiénes venden, quiénes compran

Pero, ¿qué tipo de perfiles se venden? ¿A quién? ¿A través de qué medios? Según explican en el portal estadounidense 'Vox', las cuentas con las que se comercia, o mejor dicho, las más fácilmente vendibles, son aquellas que se consideran de nicho. Es decir, no son como la tuya, donde compartes fotos personales tomadas por ti, sino que se adscriben a un contenido genérico, impersonal, a veces temático, en ocasiones con imágenes ajenas.

Y con miles de seguidores, claro. Suelen dedicarse a temas populares en la red para facilitar después su venta: moda, restauración, estilo de vida… Como ejemplifica 'Vox', imagina que tienes un perfil de comida vegana y lo vendes a una marca de comida vegana. 


La empresa tendrá gran parte del trabajo hecho.

Ese es uno de los perfiles de comprador de cuentas de Instagram, negocios emergentes que buscan una buena base de followers a los que vender sus productos. El otro perfil son, digámoslo así, especuladores con cuentas de Instagram. Es parte del mercado negro.
 
También te preguntarás cómo se realizan estas transacciones. ¿No has recibido nunca en tu carpeta de mensajes privados de Instagram el anuncio de una cuenta que no conoces, y que se te vende por un precio en dólares? Esa es una de las estrategias. Otra de las más habituales es recurrir a grupos de Facebook específicos en los que la gente comercia con esto. Otra clave: ¿a cuánto se venden? Depende de la experiencia del que lo hace, pero las hay de 30 dólares y hasta de 2.000.

'Vox' cuenta la historia de Thor Aarsand, un influencer noruego de 19 años que se dedica a comprar y vender cuentas de Instagram. Su modus operandi es sencillo: investiga a través de hashtags muy populares en Instagram, como nombres de actrices de Bollywood, qué usuarios están dispuestos a ofrecer perfiles, y él los adquiere para luego revenderlos por un precio mayor del que los compra, anunciándose en grupos de Facebook. Escudándose en la poca pericia de los demás, reconoce que, según su experiencia, se pueden comprar cuentas con 50.000 o 100.000 followers por 500 o 1.000 dólares y luego comerciar con ellas por 2.000. En caso de que nadie las compre de forma inmediata, puede "cultivarlas" para que se revaloricen y hacerlo más tarde.


Estafas e intermediarios

Como en todo mercado negro, el de Instagram también esconde sus peligros. Las estafas, cuando el comprador no paga al vendedor, o cuando el vendedor no facilita al comprador los datos para acceder a la cuenta. Como recoge 'Vox', en Reddit existen multitud de hilos de gente que expone a usuarios que les han timado con estas transacciones. Por eso ha surgido una figura nueva, la del intermediario. ¿Cuál es su trabajo? Mediar para que la compraventa sea segura para ambas partes, beneficiándose, eso sí, con un porcentaje económico de la misma. También han aparecido lugares de venta online (como toofame.com), que garantizan que los perfiles con los que se comercia son verdaderos, y cuyos clientes son negocios emergentes que buscan audiencia.

¿Qué dice al respecto Instagram, que sigue siendo la red social preferida por los jóvenes (y por lo tanto por las marcas), y que el pasado junio alcanzó los 1.000 millones de usuarios en todo el mundo? En comunicación con el medio estadounidense, la compañía persevera en que estas prácticas están prohibidas y en que tienen sus herramientas para detectarlas, aunque no comparten estadísticas al respecto. Los expertos en marketing digital también recomiendan a los negocios alejarse de este mercado negro, no solo porque la plataforma no lo permite o por el peligro de estafas, sino porque es difícil para el comprador saber si esa audiencia es verdadera o falsa, y si realmente se va a trasladar en consumidores reales de sus productos.

fuente: gq

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