Si viajamos por un momento a 1999, encontraremos el primer Saddle Bag. John Galliano llevaba tres años al frente de Dior y se disponía a presentar su colección femenina P/V 2000, inspirada en el lejano Oeste, la misma en la que descubrió su primer bolso para la casa francesa, que recordaba a la forma de una silla de montar por continuar con la línea estética de su desfile. Hasta entonces, el diseñador no había metido mano a la marroquinería más que para actualizar los modelos clásicos, por lo que el lanzamiento fue un punto de inflexión. The Guardian lo reseñó como uno de los bolsos del momento, Carrie Bradshaw –gurú fashionista de principios de siglo– pronto se lo colgó del hombro –concretamente en el capítulo 3x05 de la famosa ’Sexo en Nueva York’– y varias de las conocidas como it-girls replicaron el gesto, convirtiendo al Saddle en el bolso que había que llevar en el brazo en la primera década de los 2000. Dior reportó un crecimiento del 60% en sus ventas de accesorios.
Sin embargo, como suele suceder con todo lo “it”, pasado un tiempo y agotada su condición de exclusivo para pertenecer a la masa, el Saddle calló en el olvido (junto a la desgracia y salida de Galliano de la casa). Hasta 2018, aquí queríamos. Cumpliendo rigurosamente con el nuevo ciclo de las tendencias, el Sadddle Bag hizo su reaparición en la colección O/I 2018-19 de Maria Grazia Chiuri para la línea femenina de Dior. Una vez más, un bombazo. Heredado de la ‘Ley de Laver' de 1937, según este “nuevo” ciclo ajustado a los veloces tiempos que corren, 20 años después de producirse una tendencia (cuando ya se empieza a considerar vintage), nuestra mente ha reseteado lo suficiente para volver a considerarla cool y volverla a poner en práctica. Por eso, no es de extrañar que a lo largo del invierno los bolsos con forma de silla de montar proliferaran a lomos de las trendsetters.
Marzo de 2018, el diseñador Kim Jones (ex-Louis Vuitton) es nombrado director artístico de Dior Men tras la salida de Kris Van Aseche. Según los tiempos, la colección P/V 2019 será la primera que presente para el hombre. En ella, se encargó de redefinir la sastrería a su manera y de presentar una marroquinería a la que todo el mundo echó el ojo desde la primera salida: toda se inspiraba en el Saddle Bag femenino de Dior. Noviembre de 2018, tras el aplauso a la primera colección de Kim Jones para la firma francesa, el diseñador se aventura a presentar por primera vez la colección pre-fallmasculina en un desfile en Tokio. Y aquí es donde se desata la locura, porque aparece por primera vez el Saddle Bag para hombre en su forma original pero actualizado en formato riñonera, el complemento del momento. Se abre la veda, el famoso bolso ya no es “sólo de chicas” porque lo han presentado en una colección de hombre, aunque su silueta es prácticamente la misma.
Dos elementos de deseo fashionista (el Saddle bag y la riñonera) resumidos en uno solo y para todos los públicos. Por un lado, para el público que venera streetwear, corriente de la que siempre ha bebido la inspiración de Jones y que la calle ha alzado a la categoría de lujo. Una calle que, aunque sigue adorando la riñonera como complemento de culto, comienza a agotarse y empieza a adoptar el bolso como siguiente objeto para rematar el look. Lo hemos visto en las colecciones primavera / verano de, entre otros, Dior y de Virgil Abloh para Louis Vuitton, rey último de la moda callejera. Por tanto, el Saddle de Dior Men se convierte en el elemento perfecto de transición entre una riñonera y un bolso propiamente dicho.
Por otro, para los más reservados, esta sofisticada riñonera supone un acercamiento a la tendencia imperante pero sin traicionar sus principios de hombre elegante, porque está confeccionada en piel y sus acabados son de lujo exquisito. Bajan a la calle y se mezclan con la masa, pero como si llevaran el maletín del perfecto hombre de negocios cruzado al pecho.
